¡Elegir perdonar es renacer en el amor!
Quien perdona renuncia a sus cadenas, desecha la ira, la rabia y el rencor. Toma la decisión de no basar su vida en el resentimiento, ni en la enfermedad. Ya que emociones tan fuertes o destructivas como aquellas debilitan el alma y enferman el cuerpo.
Nos alimentamos también de las palabras que elegimos emplear diariamente. Nadie nos obliga a pensar más que nosotros mismos, por lo que generar ideas buenas o malas es nuestra responsabilidad. Y si tenemos la facultad de elegir es mejor escoger las que aporten a nuestro crecimiento y bienestar.
Perdonar, no es sinónimo de olvido, sino de liberación y purificación. El perdón favorece al que lo da, pues lo libera de una gran carga y le permite continuar su camino ligero de equipaje.
¿Nos atrevemos a usar la palabra PERDÓN entonces?
Es verdad que no siempre perdonar es fácil, pero si contamos con la intención recibiremos el apoyo y las instrucciones. Ya que la esencia de la creación nunca deja de comunicarse con nosotros y cuando percibe el deseo no duda en brindarnos su apoyo a manera de presentimientos y casualidades.
Perdona a tus padres si se equivocaron mientras te educaron, la verdad no nacemos con manuales y ellos también se educaron a base de prueba y errores. Perdona a tus amigos, a tus hermanos, a tu pareja y a tus hijos; perdona a tus semejantes y perdónate a tí mismo. Todos estamos experimentando en esta vida, unos somos más conscientes que otros pero no siempre lo hemos sido así. Ya que la ignorancia también ha sido nuestro camino de aprendizaje, experiencia y evolución.
Si quieres ser feliz y vivir una vida sin angustias donde la paz y el equilibrio te acompañen, ten por seguro que también quieres aprender a perdonar y lo puedes empezar a hacer desde este momento.
Liberarte de los recuerdos, las experiencias y las etiquetas del pasado, entrégate a la vida y abraza el perdón.
¡Empieza en la intimidad de tu corazón!
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